viernes, 3 de octubre de 2014

Hoy tuve un grupo de amigos en casa, amigos de muchos años.

El corazón se siente en paz,  abierto y confiado entre gente con la que hace años convive a ratos, con gente con la que ha compartido vivencias, opiniones diversas, risas y a veces humores variados... con gente que te conoce y sabe de ti, de cosas que  acercan y otras que no tanto.
 
Pero están ahí, siguen, confían sin exigir, aceptando lo que gusta de ti y lo que cuesta a ratos. Amigos al fin y al  cabo. Entonces el corazón se siente relajado y acompañado, dichoso, con algo bueno y jugoso entre manos.
 
El tiempo hace la amistad y también  el perdonar,  porque por encima de todo valoras lo que de cada amigo siempre te ha acercado.