En un otoño de lo más primaveral nos ha entrado el frío de sopetón, acompañado de un viento que lo hace más crudo e inhóspito.
De nuevo en casa metida oyendo cómo ruge el mar y viendo a mis plantas tiritar en al terraza, resistiendo el embite. De nuevo este tomar caldos calientes, infusiones varias y este tejer el tiempo entre libros arropada con la manta en el sofá.
No hay vuelta de hoja, la Madre Naturaleza siempre dice la última palabra...y a veces es a golpes como ésta.
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