Hay jardines creados para esponjar el Alma, dentro de ellos notas el afecto tierno que da la Naturaleza, porque la Madre simplemente te recibe cobijándote entre su belleza y escucha tu corazón que en silencio habla.
En cambio el humano en el encuentro con otro conceptualiza entre palabras y más palabras buscando resolver con esa descarga, consigue juzgar y acaba muchas veces en una acción que hierra.
La Madre calla, permanece quieta, te entrega su Alma y estando a su lado... todo se calma.
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Querida Pandorilla:
ResponderEliminarCiertamente es gustoso el ver el otoño desde ese jardincillo y disfrutar de esos colores que solo son cálidos al lado de la chimenea y enredado en atizar fogones.
Es una de las estaciones más plenas y gratificantes para el alma.
Un abrazo
Una auténtica delicia ese jardín otoñal de tu amiga Luisa. Disfrútalo. Vale la pena
ResponderEliminarAbrazo fuerte