jueves, 24 de marzo de 2011

Macrobióticaning


Después de cuatro semanas de comer macro, poquito y masticado, entré ayer en esta gran web macrobiótica, que quiero compartir con vosotros:




Aquí conoceréis a René Levi, el discípulo de Ohsawa, creador de la macrobiótica, y a Dolors y su hijo Efrem, que dan clases de cocina en Girona, a donde pronto iré con una amiga que conocí en St Gaudens, pues hemos de seguir aprendiendo y perfeccionando, estamos en los inicios, pequeñas y dudosas inexpertas, pero encantadas.


Os invito a que busquéis y veáis ...y a que ojalá halléis.

domingo, 20 de marzo de 2011

PRIMAVERA DE NUEVO


Cada día me rodeo de gaviotas por todas partes...al vivir en la costa y a veces me pregunto qué verán desde arriba, volando.

Pues ésta podría ser una posible respuesta.
Feliz primavera a todos

lunes, 14 de marzo de 2011

VIVERE PARVO


Esta semana pasada estuvimos en Francia, St Gaudens, aprendiendo las claves de la cocina macrobiótica, sencilla pero muy profunda.

Se basa en la Filosofía Oriental del yin y el yang y busca un equilibrio entre ambos afirmando que el ser humano es el último eslabón del continuum de lo vivo y que como tal ha de vivir en armonía con todo para sentir la calma y llegar a la propia paz.

Los cereales son la base alimenticia, acompañados siempre de verduras y en menor proporción de legumbres. Se evita la comida industrial, refinada, y totalmente la comida de diseño, que busca el impacto de los sentidos para regresar a un comer sencillo, ameno y discreto, PARVO o humilde, como niño chico que entra sin pensar en los deleites naturales del Reino de los Cielos.


Si a esto añadimos la certeza de que somos en gran medida lo que comemos... se hace una más responsable de la salud de su mente y de su cuerpo.

jueves, 10 de marzo de 2011

La nieve en Francia


Ver nevar es un lujo y más si lo haces desde el calor de un fuego refugiada dentro de casa.

Así sucedió la semana pasada en Francia, en La Garonne concretamente y al ladito mismo del río, en el pueblo de St Gaudens.

Así quedó el árbol central del jardín en menos que canta un gallo.