martes, 31 de mayo de 2016

Bajo la lluvia

Empezaba a llover en el balcón de casa y justo he aprovechado para salir a la calle y darme una vuelta. Al cabo de poco he recalado en un parque junto a mi casa, La Tamarita. Allí he hallado el silencio y la calma...no había nadie, ni niños chillando y corriendo ni madres de charla, encantadas.

Todo era espacio, todo era el verdor de los árboles, la hierba y las plantas. Me metí al fondo y un camino de plátanos me acompañaba. La lluvia arreciaba, paraguas en ristre la sorteaba. Y en lo hondo, en el centro de una explanada, encontré un tilo, que estaba llenito de tila nueva  y mansa.
Sin pensarlo dos veces, cerré paraguas y me cobijé debajo. Pegaba fuerte encima el agua...pero ni una gota me entraba. Piaban los pájaros y de pronto apareció una paloma sola, que lentamente se me acercaba. Qué bien me caen las palomas.

Ella y yo solas y en silencio. Y me vino al alma mi sobrina Paloma, que murió hace años volando en parapente en los Alpes. Hoy es su aniversario, precisamente. Coincidencias, presencias, realidades para quien las ve y las vive.
Ella y yo, Paloma conmigo ahí, bajo el árbol, como tantas veces. Alegre, risueña, llena de vida. Deliciosa y espléndida.

 
La paloma resolvió subir peldaño a peldaño la escalera de piedra que llevaba a otra altura del parque y desapareció de mi vista dulcemente.
Pero Paloma no, permanece absoluta y eterna...mi sobrina del alma.

 En la foto es otra paloma...saliendo tras la lluvia.