Yo ya nací en Barcelona y tengo el honor de llevar detrás de Isabel la Verge de Núria y de Montserrat aunadas...ahí es nada! Me siento, de verdad, honrada.
El Santo nombra tu vida, la cobija y en parte también la define encarrilándola. Nacemos lógicamente en un día, pero tu nombre lo ensancha; todo depende de cómo tú lo conozcas al nombre que te acompaña, de como todo en la vida, lo entiendas y tú lo vivas.
De pequeña, al regresar del cole hecha unos zorros -las monjas no me gustaban- me esperaba la sorpresa del regalo...cuánto lo disfrutaba! Durante todo el día era mi Santo y todo en el fondo brillaba...era yo que lo enfocaba, un sentido de misterio, de gozo simple, que todo lo iluminaba.
Recuerdo el sol, como hoy, muchos santos de noviembre entrando por la ventana y dibujando con su luz los rincones de la casa. Recuerdo especialmente el abrazo de mi madrina, mi hermana, ya mayor y octogenaria.
Recuerdo correr al jardín con mi amiga la vecina, mi amiga Mari del Alma.
Y eso queda y eso vivo, de otra forma...pero en el fondo lo mismo