Durante años he paseado a primeras horas de la mañana por mi barrio, la Bonanova; subiendo por la Avenida del Tibidabo, la del famoso tranvía Azul, me adentraba en calles de una quietud encantadora...entre el trino de pájaros; mientras la luz del día se iba afirmando poco a poco, yo vislumbraba el fondo de jardines deliciosos, que rodeaban casas construídas con un encanto y una dedicación, que me resultaban especialmente entrañables.
Poco a poco mis pupilas fueron registrando aquella delicia y el resultado fue, quizá, los dibujos de mis casas con jardín. Ahora publico algunas fotos que lo atestiguan.