sábado, 27 de febrero de 2010

Otro recuerdo más...


Al día siguiente de morir mi hermana Marité, salió este dibujo de madrugada.

Es un adiós, un hasta siempre, habíamos pasado muchos ratos muy agusto juntas.

Lo dibujé en la mesa de la cocina, recién levantada...aún con el sabor de las sábanas, mientras escuchaba música clasica, que a ella también le encantaba.

domingo, 21 de febrero de 2010

Concierto Lírico en el Paraninfo UCB 4.2.010


Como recuerdo una foto entre todas las otras, porque lo más bello no es la voz, sino lo que sale a través de ella y esta imagen creo lo regleja. Los sonidos son sólo un soporte de lo esencial, mejor que suenen bien, pero si no hay nada a transmitir, poco importa la cualidad técnica.

martes, 16 de febrero de 2010

Suavidades de la vida y la muerte

Entre los poemas de mi madre siempre viene a mi mente éste:

"¡Quién fuera brisa y de un soplo
el Universo cruzar,
llenar mis manos de estrellas,
con los luceros jugar
y a la luna darle un beso
en su cara de cristal!.
Es al sol a quien espero,
quiero ver su inmensidad,
porque el calor de sus rayos
a todo el mundo le da."
Es un poema planetario, en el que el ser humano es una brizna más entre el cielo y la tierra, un soplo en medio de la inmensidad del Universo todo, su paso por la Tierra es efímero, pero a la vez gozoso.
Lo esencial para mi madre fue amar la vida, entregarse, pero para ello es esencial ser humilde y ocupar tu lugar con gracia y salero, animosa y discretamente, para poder dejar un buen sabor de boca al irte, cuando te llame la muerte.
Eso hizo mi hermana Marité y así de suave y amable nos llega la dureza de su partida definitiva.
El aroma de amor permanece siempre.