LLevo viviendo en el pasaje Forasté - unos treinta números de edificios altos- más de veinticinco años y nunca lo he visto tan lleno y animado.
De día, con el sol tibio de Marzo, las terrazas, algunas grandes, y el enorme parterre comunitario del fondo, se alegran de gente, de vecinos, familias, parejas, que salen a airearse un rato. Una tiende en su sisí, el otro lee en su silla plegable, alguno riega, aquél se estira en la tumbona ensimismado, aquella escucha música y muchos miran impertérritos y concentrados mensajes en su móvil...como si esperaran algo.
De noche ya, las luces de todos los hogares ofrecen su intimidad alegrando la oscuridad con un dibujo aquí y allá, certificando de nuevo que está el pasaje lleno, que estamos todos en las casas, certificando que ahora remamos en el mismo barco. Y aplaudimos con ganas, con vítores, con gritos de ánimo. Aplaudimos a los sanitarios, cajeras del súper, farmacias, y a todos los servicios que hacen que esta ciudad no se paralice, ni decaiga este esfuerzo sobrehumano. Aplaudimos juntos lejos de las ideologías que siempre nos separaron.
Y tanto es así que noto que estamos aplaudiéndonos unos a otro por "un día más" ...
un día más cumpliendo con esta responsabilidad de ciudadanos.
lunes, 16 de marzo de 2020
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