viernes, 3 de diciembre de 2021

La luz mediterránea.

Os cuento: En más de una  ocasion me han preguntado si no echo en falta el mar y los encantos de la Costa Brava, en donde viví sola más de veinte años entre semana. Siempre respondí que no, que no siento nostalgia estos años en Barcelona.
Nunca supe dar razón de este desapego inexplicable... hasta que hoy, hace un momento,  me levantaba del sofá para ir a la cocina y de repente -sin saber por qué- me he girado hacia el ventanal que ilumina toda la sala...y ahí estaba como si nada...de golpe, espléndida, toda la luz mediterránea. 
Y he sabido al fin que aquí sigue la misma luminosidad de esa cal de edificios, sus tejas amarronadas,  aquellos pinos verdes, rebolondos, infinitos, su viento, su aire...y aquel  cielo azul...sus nubes blancas entrelazadas. Otra intensidad quizá, otro lugar,  pero los mismos elementos que allí me enamoraban.

Precisamente a esta hora, alrededor de las cuatro de la tarde,  todo el paisaje confabula su encanto y lo regala. Y es hoy cuando al fin y sin pensarlo, de un golpe, he comprendido que sigue aquí  aquella suave gracia...
frente a mi casa en Barcelona...la gracia sin fin mediterránea. 

miércoles, 17 de noviembre de 2021

Tu Santo, tu nombre...

Hoy es mi Santo y en casa siempre se han celebrado, el venir del sur la familia acentúa quizá la importancia...esa España granaína llena de Vírgenes devocionarias...graciosas y recargadas.
Yo ya nací en Barcelona y tengo el honor de llevar detrás de Isabel  la Verge de Núria y de Montserrat aunadas...ahí es nada! Me siento, de verdad, honrada.

El Santo nombra tu vida, la cobija y en parte también la define encarrilándola. Nacemos lógicamente en un día, pero tu nombre lo ensancha; todo depende  de cómo tú lo conozcas al nombre que te acompaña, de como  todo en la vida, lo entiendas y tú lo vivas.

De pequeña, al regresar del cole hecha unos zorros -las monjas no me gustaban- me esperaba la sorpresa del regalo...cuánto lo disfrutaba! Durante todo el día era mi Santo y todo en el fondo brillaba...era yo que lo enfocaba, un sentido de misterio, de gozo simple, que todo lo iluminaba.

Recuerdo el sol, como hoy, muchos santos de noviembre entrando por la ventana y dibujando con su luz los rincones de la casa. Recuerdo especialmente el abrazo de mi madrina, mi hermana,  ya  mayor y octogenaria.
Recuerdo correr al jardín  con mi amiga la vecina, mi amiga Mari del Alma.

Y eso queda y eso vivo, de otra forma...pero en el fondo lo mismo

miércoles, 28 de abril de 2021

La quieta noche

Esta nueva realidad que vivimos da  lecciones y el respeto al silencio y  descanso de la noche es una de ellas, pues nos recuerda que no somos dueños de modelar la Madre Naturaleza, que diseñó la noche para la quietud y el amodorramiento tras los trajines del día.

La noche sin ruido que la despierte, sosegada, adquiere un sabor más auténtico. La ciudad así dormita, se rehace cada uno, se nos reestructura el mundo y el descanso es más profundo. 
¿Por qué robarle a la noche la preciosidad del tiempo? 

Es muy sutil el dominio de la cultura sobre el individuo y más  la necesidad creada de sentirse libre deslizándose en la noche sin tiempo aparente en fiestas, reuniones, eventos y celebraciones. La naturaleza da su luz del día para todo eso y la Tierra merece el descanso nocturno lumínico. 
Bajemos horarios, cenemos antes, salgamos, disfrutemos luego del arte, la cultura, los encuentros y antes de doblar el día estemos en casa de nuevo...dejando un espacio largo, oscuro, silencioso...donde todo se detiene para empezarlo de nuevo.

Más de veinte años sola frente al mar en mi pequeño estudio en un pueblo abalan lo que estoy diciendo. 




jueves, 25 de febrero de 2021

sábado, 20 de febrero de 2021

Don Mirlo

Acabo de ver desayunar al Mirlo en el largo poyo de mi terraza. Negro él, amorrado su pico amarillo al ladrillo rojo, se dibujaba volátil contra los pinos verdes del parque al fondo. 
Amanecía.
Y es que entre las rendijas de los ladrillos dejé caer hace semanas un sembrado de migas de pan por si las moscas...y aún estaban.
 Hasta ahora don Mirlo comedor tiraba de bayas rojas y espléndidas de mi Esparraguera, pero el otro día observé que ya se las zampó todas -tras unos días de duda moral, decidí quedarme sin ellas  para poder verlo de cerca- y deduje entonces que no volvería. 
¡Pero ahí estaba hoy! Se comía las migajas olvidadas  con una total fruición! 
 Mientras picotea debo de ser una estatua, no deja de mirar de reojo y de tanto en poco gira la cabeza a un lado y a otro, no se fía.
Animales, pensaba yo...naturaleza en estado puro en plena ciudad, !qué lujo!

Me invitan a reflexionar los Mirlos estos, su forma de estar tan distinta a la nuestra, siempre alertas; desde mi perspectiva humana diría que son desconfiados...¡y nosotros dándonos tantas veces de morros en la misma piedra!
 El humano capaz de la más alta tecnología o de crear su propia lengua, su propia cultura, cae una y otra vez en el abuso mental del miedo y en la ignorancia de sí mismo y de sus sentimientos. Los animales no, ellos siguen desarrollando sistemas de adaptación -algunos sofisticados- y continúan sin descanso afinando su instinto. 

Y me pregunto yo si su fuerza no radica en ser tan suyos, tan propios, tan individuales dentro de su colectivo como especie.
Me pregunto yo si esta educación nuestra  tan dependiente unos de otros, en la que el individualismo está en muchas ocasiones mal interpretado, no será la causa quizá de esta pérdida notoria de nuestra fuerza vital como individuos.
 El gran atractivo del animal radica sin duda en ser ellos mismos.

sábado, 13 de febrero de 2021

viernes, 12 de febrero de 2021

Toña

Esto era una vez una familia con ocho hijos llegada a Barcelona en 1949 en pleno franquismo. Curiosamente al cabo de unos años -dejémoslo ahí- nací yo y me amadrinó mi hermana Toña, que entonces contaba 18 años. 

Y así empezó todo entre nosotras, hasta hoy que ya con 87 está ingresada en un hospital casi ciega y sorda, diabética  desde hace tiempo y sin ganas de nada, aunque guarda su genio de mil diablos...y su ternura.
Fuerte, resolutiva, capaz, preparada, muy inteligente, dispuesta - además de bella- y sobre todo generosa con su gran familia. Así ha sido Toña.
Hermana mayor, mi padre se apoyó en ella, ambos farmacéuticos tuvieron tema de sobras.

Estos días la siento muy cerca,  desde que murió mi madre, hace ya doce años, he ido mucho a verla...el virus lo ha espaciado, pero pude abrazarla en varias ocasiones, consolarla y expresarle el afecto de la hermana más chica... y es que esta Toña  fue cariñosa conmigo cuando fui niña, ejerció de madrina eficaz y solícita ...no falló una...sólo que ya adolescente las cosas cambiaron y su rechazo creó una larga distancia,  que oscureció durante muchos años lo bueno y sano de ser hermanas.

Pero vivir enseña y las dos creo aprendimos. Ahora -y ya hace tiempo- no hay más que bellos recuerdos y mucho agradecimiento...no a nosotras-par de pavas- sino al hacer de la vida, a sus bondades que todo lo aminoran y apaciguan.

Al final queda lo que somos de fondo y de base: puro amor y reconocimiento. El amor salta por encima de ideas y moralismos, supera posiciones antes enconadas, suaviza esquinas y olvida, el amor olvida lo superfluo y te abre suave por dentro. 
El amor te afloja haciendo a la vez de ti una roca, porque te ancla en una simple verdad...la de que somos sin saber  y somos buenos queriéndonos como podemos.

martes, 12 de enero de 2021

Hueco azul

Detenerse
en la paz de los días, 
mirar cómo brilla
 y al poco...
notar tu sonrisa.

Hay un hueco de amor,
que todo lo olvida. 
Un momento de luz
 especial
 bajo este cielo azul,
mientras salta el mirlo.
Un momento gozoso
cubierto
del verde de pinos.

Descansar en la paz
de esta tarde,
detenerse
sin motivo alguno.
Es ahí donde soy 
belleza y futuro.