SUBIDA A LA ERMITA DE SANT ELM
------------------------------------------------
Este atardecer decidí triscar por el monte siguiendo la ruta que llega hasta lo alto de un altozano, donde entre acantilados se divisa la inmensidad del mar. Desde casa a paso lento son quince minutos.
Allí dormita una ermita, discreta y muy simple, que mira con paciencia de siglos un basto horizonte, mientras un silencio muy dulce la envuelve.
El mar desde lo alto parece casi detenido, una inmensa mole, poderoso y potente, girando y girando, inerte, sin tiempo, como algo absoluto y perenne.
La ermita a su lado resiste, callada y humilde.
miércoles, 23 de octubre de 2013
Suscribirse a:
Entradas (Atom)