Por un precio módico, el máximo en una mansión castillo por 70 e., pudimos disfrutar de la charla y la proximidad de diferentes familias a lo largo de todo el camino bretón; esto te aproxima a la gente y te ayuda a entrar en el paisaje de forma más cercana y amigable, con mayor sabor. En doce días estuvimos en cinco CHAMBRES D´HOTES, desde la más sencilla con su jardincillo incluído, hasta la mansión rodeada de campos y bosques propios, que os cometaba al principio; siempre el trato, la estancia, los diferentes espacios- a veces inmensos-la comida, fueron de lo más agradables. Solo edito una muestra para no cansar, pues la variedad de casas y fotos sería interminable.
Además adjunto un texto que la experiencia me empujo a escribir.
lunes, 31 de agosto de 2009
jueves, 20 de agosto de 2009
La Bretagne, marea baja
Cada seis horas el mar se retira dejando un espacio inmenso para adentrarse en él, escenificar la "pesca a pie"o simplemente extasiarse.
En la Bretagne el mar es muy activo, diferente del quieto Mediterráneo que invita a tumbarse y tomar el sol; allí el mar te toma y te deja en su fluir contínuo, te sorprende constantemente con el regalo del viento y el rumor fuerte de su oleaje.
El ser humano le cede el lugar y ocupa discretamente el suyo, se humaniza el trato, no hay grandes barcos de recreo ni las playas se llenan de barquitos fondeados, ni motos de agua ni artilugios para el pedaleo, pocas sombrillas y mucho movimiento, allí cada cual con su tabla se entrega al mar en un abrazo largo y prolongado, extenso como cresta de ola.
El mar en La Bretagne es poderoso, los mismos barcos en las mareas bajas son juguetes descubiertos, que parecen rotos, olvidados e inútiles.
La Bretagne, los faros
Nos preguntamos cómo se pudieron construir estos faros hace ya tanto tiempo, qué técnica utilizaron entonces...y en qué época del año, si hubiera alguna en esta zona de Europa con el mar en calma. Es impresionante comprobar la capacidad de construcción que tiene el ser humano, cómo se las arregla para salir victorioso de lo que se propone...cuando le interesa, y cómo esto contrasta con la monótona repetición de errores en la simple vida cotidiana.
¿Se te ocurre alguna idea al respecto?.
La Bretagne, Pandora sin caja de truenos
Estamos en la playa de dunas más grande de Europa, surfistas a diestro y siniestro, de todas las edades, se preparan corriendo arriba y abajo por la orilla para entrar en el agua, fría, bien fría, pero juguetona. Llegan familias enteras cada cual con su tabla, sopla el viento demostrando su bravía.
Pandora olvida su caja de truenos (sigamos el mito) sobre la toalla escondida, mientras se agarra con fuerza al gorro; no hay manos para todo.
miércoles, 19 de agosto de 2009
Tierra y Madre
EL TEJO
En latín Taxus Baccata
En bretón Ivin
2.000 años, árbol remarcable de Francia
Recinto Parroquial de Plougovent, Aut Finistère, La Bretagne
Estamos en los albores del siglo XII, allá en el norte de la vecina Francia, en el Recinto parroquial del pueblecillo de Plougovent, frente al mar de Bretagne.
Mientras los frailes cuidan la huerta a la hora de media, en un rincón de la nueva iglesia se conversaba:
-Padre Prior, no creo deba yo ser esculpido en este Calvario, no sabría hacerlo con la suficiente devoción..., hay otros monjes..., no...
-Hijo mío, todo es voluntad de Dios, tenga fe y adquiera paciencia; esta tarde el maestro de obras vendrá a buscarle, sólo falta la figura del diablo..., será fácil hacerla pues no tiene alma.
Y se oyó de nuevo el silencio del Claustro; sólo una gaviota picoteaba en la torre rodeada por inmensas nubes; el Prior se alejaba.
El frailecillo miró hacia el cielo, de nuevo amenazaba lluvia; lentamente fue a sentarse bajo el tejo, en la puerta central del Recinto, pues intuía que como él también llegaría a ser milenario.
En bretón Ivin
2.000 años, árbol remarcable de Francia
Recinto Parroquial de Plougovent, Aut Finistère, La Bretagne
Estamos en los albores del siglo XII, allá en el norte de la vecina Francia, en el Recinto parroquial del pueblecillo de Plougovent, frente al mar de Bretagne.
Mientras los frailes cuidan la huerta a la hora de media, en un rincón de la nueva iglesia se conversaba:
-Padre Prior, no creo deba yo ser esculpido en este Calvario, no sabría hacerlo con la suficiente devoción..., hay otros monjes..., no...
-Hijo mío, todo es voluntad de Dios, tenga fe y adquiera paciencia; esta tarde el maestro de obras vendrá a buscarle, sólo falta la figura del diablo..., será fácil hacerla pues no tiene alma.
Y se oyó de nuevo el silencio del Claustro; sólo una gaviota picoteaba en la torre rodeada por inmensas nubes; el Prior se alejaba.
El frailecillo miró hacia el cielo, de nuevo amenazaba lluvia; lentamente fue a sentarse bajo el tejo, en la puerta central del Recinto, pues intuía que como él también llegaría a ser milenario.
Bajo la encina callada
Bajo la encina callada
mi vida se recreaba,
y a la sombra de unos pinos
mis penas se consolaban.
Era Dios que allí se estaba,
silencios...
el bosque habla,
se escucha
el lento latir del alma.
Isabel M.F. 2008
mi vida se recreaba,
y a la sombra de unos pinos
mis penas se consolaban.
Era Dios que allí se estaba,
silencios...
el bosque habla,
se escucha
el lento latir del alma.
Isabel M.F. 2008
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