domingo, 10 de noviembre de 2019

Palabras

Hoy, día lluvioso y recogido de Noviembre, dedico mi escrito a dos palabras: disfrutar y felicidad.
Sólo leerlas los sentidos se orientan hacia un mundo abierto y positivo, luminoso...aunque más lejano de lo que querríamos. Y justamente eso, las  hace aún más deseables y vamos en su busca, midiendo nuestra vida y  comparándola con ellas.

Estas palabras han perdido el sentido por abuso y desgaste general. Y es por tanto uso, de tanta búsqueda de su contenido... estas dos palabras ya hace tiempo que me "rechinan" en los oídos, pareciéndome una torpe imitación de lo real o una huida de lo que en realidad somos. Me remiten ambas a un mundo onírico de sueños, bagatelas irreales, disfraces, engaños. Mundo tonto, infantil y egoistón que vivimos, en el que la clave está en "pasarlo bien" disfrutando siendo felices.

¿Y si simplemente te sintieras bien? ¿ Y si ese sentirte bien -o en paz- te llevara  a  no tener que buscar la felicidad o a disfrutar? ¿Y si nos quedamos tranquilos aquí, donde ahora estamos? ¿Y si más bien profundizamos un poquito más en lugar de salir corriendo en busca de la felicidad, poniéndola menos en ser asiduos de eventos, inaguraciones, cursos, conciertos...cultura y más cultura...amigos y más amigos, comidas, reuniones, salidas...? ¿Y si nos apaciguamos, calmamos o serenamos?
¿Qué encontraríamos?
Más solos seguro, pero ya no temeríamos  estarlo. Menos distraídos también, pero ya no existiría esa necesidad de salir fuera para que el otro, las cosas, los hechos, llenaran tu vacío natural...aquello blando en tu corazón para lo que no hay certeza ni respuestas. Porque la ansiada felicidad, en la simplicidad de simplemente ser con lo que hay, se transforma en dicha. Y porque  el anhelado disfrutar, viviendo tal cual eres, se transforma  en gozo.

Dicha y gozo son dos palabras que forman parte de lo hondo de lo cotidiano, de aquello que tienes ahora al alcance de tu mano.