martes, 30 de diciembre de 2014

31 dediciembr 2014

Final de un año  especial, que quiero celebrar con vosotros:

 Sin comerlo ni beberlo el 8 de enero me vi de baja y viviendo con Félix en BCN, después de veintidós años viviendo en Sant Feliu de Guíxols  sola. Pero además, y lo más potente, se me certificó una dolencia macular irreversible en un ojo...lejos ya del trabajo al que había entregado mis fuerzas durante treinta años sin ser exactos, que falta no hace.
La primavera, el verano, dieron alas convencida de regresar al curro en septiembre, de volver a mi puebluco entre mi gente, pero cuatro intervenciones oculares me han mantenido de baja durante todo este trimestre y confieso que ya no vivo más que este presente. Un tribunal médico decidirá qué hacer conmigo y tengo pendiente una cirugía de cataratas y glaucoma en enero, a ser posible.

Y aquí estamos, con la copa de cava casi en mano y los tacones preparados para despedir el año.

Este año me ha traído la certeza del cambio, de dejar lastre e ir reordenando...simplificando. Este ojo dormilón me da la "visión" de que nada es en esencia importante...salvo aprender a vivir contigo en tu piel y hacerse amiga de la propia vida sin darle más vueltas ni retoques varios...deseos, expectativas, ilusiones, subidas y bajadas emocionales, apegos...van quedando uno a uno en la cuneta del 2014 por innecesarios.
Conmigo va el amor de siempre, aquél que ya de cría me daba paz y contento...no por hacer nada
 
 
sino por SENTIR esa luz del sol, el color de las cosas, el esplendor de la naturaleza en mi montaña de Collserola, la belleza armónica de la música, la expresión de mis dibujos, las palabras amables, los momentos en familia entrañables.

Dentro de todo esto cabéis ahora vosotros y por eso os lo cuento.
¡Con un fuerte abrazo para  cada uno en el inicio del 2015!

viernes, 5 de diciembre de 2014

El hogar

Ha llegado el frío, se cierran los días a media tarde y la vida busca un lugar más cálido, más íntimo, que nos reconforte.

El espacio que habitas se repliega sobre él mismo y buscas estar más en el silencio de las cosas simples que nos trae el invierno: ese té, esa lectura, esa mantita, esas lanas, ese plato guisado en tu cocina, esas fotos que hojeas o algún recuerdo vago entre tus pensamientos...una canción, tal vez.
 Esa mirada entretenida a todo cuanto sietes dentro, sin más necesidad que  acompañarte bien contigo mismo.

El hogar brilla en su  luz, si el corazón está despierto.