lunes, 31 de marzo de 2014

PRIMAVERA DEL 2014, BIENVENIDA.

El color de la Primavera, su fuerza y delicadeza a un tiempo, saltan aquí y allá en mi ciudad.

Jardines en que me detengo, plazas por las que atravieso, montes en los que  me siento y dibujo.

 Y al final la casa, el arcoiris multicolor frente al balcón y el jarroncillo alegre lleno de flores sobre la chimenea silenciosa. 

Fragancias de Primavera... Bella donde las haya.




Esta FLOR no tiene catalogación posible y por eso no sale en la introducción.
 Es  Esther...mi sobrina nieta de sólo tres meses.
 Toda ella es un jardín, un monte, y miles de flores de olor.
¡Bienvenida tú también, querida niña!


domingo, 9 de marzo de 2014

Notre Dame y su río

Una ciudad para ser realmente bella y estar bien nutrida ha de tener su agua, sea un río o el mar. El agua es la vida.
Barcelona y París guardan  mucho en común, no el tamaño, claro, pero sí una época de fuerza constructiva que dio lugar a una arquitectura edificada por el gusto especialmente rico  de la burguesía. Y con ello también  una dedicación al arte y la belleza. 
Al regreso del viaje  comprendí la diferencia entre ambas. Mi ciudad es dinámica y moderna, funcional. Mientras que París vive aún de una elegancia que la tiene en parte detenida, ensimismada en ella misma... cosa que le da una frialdad que  el frío del norte de Europa aún más  enfría. El mar Mediterráneo en cambio, le da a Barcelona el punto de dulce humanidad que toda vida necesita.
París seduce, pero Barcelona entrega.
El Sena en cuatro momentos y lugares diferentes,
que configuran el paso del tiempo. Mucho río hubo, pero es que es el centro...sin él no habría otro movimiento.



martes, 4 de marzo de 2014

MA PETITE POULÉ





Siempre nos quedará París

París para mí es un río y en él un barco pilotado por Notre Dame, su eje y su núcleo.
A partir de ahí miro el cielo azul intenso tras la lluvia y enmarco edificios rectilíneos, perfectos, coronados de nubes espumosas con fondo de cornisas entre árboles de troncos aún húmedos, oscuros, casi efímeros.
París  son puentes que acercan cafés repletos, donde la gente en una mesa mínima, rodeada de sillas trenzadas como en un jardín muy bello... se explican la vida como en otros tiempos.
 París es la elegancia en el mínimo gesto. De esta ciudad me enamora la fuerza cultural que la mantuvo siendo el centro del mundo.
Chic, coqueta, entretenida mirándose su ombligo, París tiene el encanto de la mujer que mira sin delatar su sentimiento.
 Desgarrada y perdida, decadente, oscura y a la vez un astro de luz que te deja perplejo.
París es París; me rindo.