viernes, 17 de junio de 2011

FINAL DE CURSO


Durante dos cursos he trabajado con 120 alumnos la lengua hablada y escrita, la opinión y el pensamiento, su conexión con el mundo, el sentido de estar vivos.
He intentado aclarar sus sentimientos, CALMAR y controlar algo la mente, conocerse, darles un orden conectado con la Naturaleza... pero más que nada he intentado que tomen conciencia de la responsabilidad que como humanos tienen.
De entre todos los grupos hubo dos, uno de bachillerato y otro de 2º de ESO con los que este diálogo, este juego sutil, fue especialmente rico...y no por fácil o cómodo en según qué momentos, porque educar, y así se lo dije, es muchas veces desagradable y áspero, pero te hace fuerte.
Ayer, final de curso, me entregaron un ramo de rosas rojas...regalos varios y un CD con fotos, dedicatoria, firmas...y la definición que ven de mí, el dibujo la resume.
Hicieron diana, demostrándome que aprendieron a ver y a discernir...y a encontrar las palabras adecuadas para sintetizar de forma magistral toda una dinámica de aprendizaje que hemos desarrollado juntos.
No puedo pedir más, estoy llena, simplemente.



2 comentarios:

  1. Tus alumnos han dado en el clavo.Se ve que te conocen bien
    Besitoosss

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  2. No es mi intención sentar cátedra en esto de la educación y la enseñanza, pero por experiencia y por creencia tengo algo que añadir.
    Es maravilloso, es un premio, es sentirse colmado el que las personas a las que has dedicado buena parte de tus esfuerzos, de tu interés, de tu ilusión sean capaces de captar tan solo el 1% de lo que hiciste por ellos. No se pretende el agradecimiento, solo la valoración del esfuerzo realizado.
    Ese es el premio que mereces y que además te deja huella indeleble.

    Pero a la vez que enseñas, también aprendes y una de las cosas más duras y a la vez más contundentes es a dejar que la vida siga su camino: a dejar que esos alumnos a los que cuidaste y aleccionaste con afecto y entrega den el paso adelante que la vida les brinda y decidan continuar libremente su experimentar sin necesidad de tu consejo, de tu voz, de tu experiencia. Dejarán de oirla y serán libres. Es algo doloroso -al menos para el profesor, para el maestro- pero es determinante para aprender nuestro papel, el que jugamos día a día y año a año.

    Pero sé que lo más bonito es cuando su voz interior en el actuar de cada día a veces les habla. Y es lo más bonito poruqe a veces esa voz interior tiene tu tono, tu acento, tu salmodia, tu inflexión.
    Entonces es cunado la vida te premia y te certifica que lo has hecho bien.

    ¡¡Mil enhorabuenas, Pandora querida!!

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