martes, 17 de enero de 2012

Invierno de contrastes de luz y sombras

El frío en la mañana era cortante, lo recuerdo bien, salí de la casa para caminar un poco y al mirar al fondo del paisaje me enamoró lo esbelto del árbol, su negrura sin luz con el monte lejano al fondo;  debajo de él las sillas olvidadas desde mese atrás, seguro.
Invierno que nos metes el alma en un puño...para llegar a un corazón más puro y tierno, ahí dentro, donde el calor humano derrite al frío.

2 comentarios:

  1. Soy invernal. Nací en pleno invierno y la verdad es que me siento a mis anchas, a mi gusto. Me encantan esos árboles pelados, esa escasez de hierbas, ese recogimiento, ese contraste. Me siento a gusto cuando llueve o cuando nieva. Me encanta ver el frío externo mientras me tomo un buen té arrimado al fuego de la estufa, de la chimenea o cocinando en mi cocina "económica" de leña.
    Me encantan los colores apagados del invierno. Pero lo que más me gusta es que tras esta nadedad enconstrada, dentro de unas pocas semanas empezarán a florecer los almendros de mi Moncayo amado, y tras ello empezarán las hayas a brotar, los robles a verdear y la naturaleza explosionará en una maravillosa y plena voluptuosidad.

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  2. Sí Andrés, eso es, el invierno es bello en su crudeza, auténtico, certero en su concreción y desnudez, es grande como pocos.
    EL calor es su contraste, ése que buscamos dentro en casa...o como os digo, en el corazón; el invierno nos mete dentro del mundo y de uno mismo, ¡qué necesario intento!

    Gracias por la fidelidad de tu encuentro en los comentarios.

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