SUBIDA A LA ERMITA DE SANT ELM
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Este atardecer decidí triscar por el monte siguiendo la ruta que llega hasta lo alto de un altozano, donde entre acantilados se divisa la inmensidad del mar. Desde casa a paso lento son quince minutos.
Allí dormita una ermita, discreta y muy simple, que mira con paciencia de siglos un basto horizonte, mientras un silencio muy dulce la envuelve.
El mar desde lo alto parece casi detenido, una inmensa mole, poderoso y potente, girando y girando, inerte, sin tiempo, como algo absoluto y perenne.
La ermita a su lado resiste, callada y humilde.
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Querida Pandorilla:
ResponderEliminarSeguro que se te alegra la vista y se te serena la mirada desde aquella ermita.
He buscado en internet y te paso estos enlaces de fotos de la ermita.
http://www.panoramio.com/photo/1745692
http://www.horitzo.net/imatges_santelm2_es.htm
https://en.m.wikipedia.org/wiki/File:Sant_Elm_Capella.jpg
Me ha parecido un sitio idílico y tranquilo.
Me encantan tus palabras: "resiste callada y humilde"
Tal y como están las cosa y vistas las cosas que podemos hacer los humanos con nuestra ambición, interés y desprecio, quizás habría que poner esas palabras referidas al mar y decir: "el mar resiste, callado y humilde".
No te lo tomes en serio, era una broma.
Un fuerte abrazo y te deseo una amplia y rápida mejoría.
Andrés
Pandora, ¿ por qué nos pones las fotos así?. Pónmelas ahí con el comentario, como antes. Con lo que me gusta la ermita!!!! Anda, va...pónmelas
ResponderEliminarBesitos
Bello tu texto, Pandora-cabra montesa, triscadora por los reflejos del alma en la naturaleza toda.
ResponderEliminarYo, de un altozano vengo y a un altozano, incierto, voy.
En en el ínterin, con qué ternura me evocan tus palabras la ermita de Sant Elm que tantas veces acogió mis ensoñaciones más íntimas cuando vivía yo allí, expectante y puro, en la subida al instituto de Sant Feliu.
Pero como dijo el poeta, "horizontal es la noche en el mar, gran masa trémula sobre la tierra acostada, vencida sobre la playa".
Que ese sea el atardecer de las cosas todas: quedarse rendidos, dormitando resistentes, callados y humildes, como la noche sobre el mar.
Un fuerte abrazo.