miércoles, 4 de marzo de 2015

Venezia

Desde que llegamos del viaje me vengo preguntado por que me he sentido especialmente identificada con esta ciudad y al fin hoy lo he sabido: Venezia es una partitura enorme del Barroco. Es música. El silencio de sus palacios dormidos junto al Gran Canal es un canto lírico.

Mientras contemplas las fachadas  calladas por el paso del tiempo...sientes las notas de una enorme partitura,  de  una sinfonía sublime, que imprime en lo profundo del alma un ritmo único por desconocido y nuevo.
 Vivaldi pasea en góndola bajo los pequeños puentes, discretos y recoletos, mientras tararea dichoso y divertido el aire majestuoso de su  último descubrimiento.

4 comentarios:

  1. Caram quins dies més clars i lluminosos que us ha fet!!! Sovint la llacuna està sota la boirina a l'hivern! Celebro que n'hàgiu gaudit tant! Unes fotos precioses!

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  2. Un poema de Pablo García Baena
    Venecia

    «Allí Venecia en el otoño adriático...»

    P. G. B., Antiguo muchacho.

    A Nadia Consolani

    Allí Venecia en el otoño adriático
    su veronés veneno verdeante,
    su carnaval mojado desparrama,
    reparte entre las manos del viajero
    camisetas rayadas, bucentauros,
    palomas ciprias hacia San Giorgio.
    Llegan todos ansiosos: kodak, planos,
    ¡oh Venecia!,
    tarjetas del albergo Paganelli.
    Oros líquidos caen de los bulbos hinchados,
    de las cúpulas tensas,
    la corrupción nos acerca entre tus brazos náyades.
    Chorreantes caballos patalean agónicos
    los desteñidos bronces. Suena el tiempo
    y te hundes, Venecia,
    erizada de escamas como un reptil heráldico,
    nos hundimos contigo en tu estancado páramo,
    en ligeros pecados como música o lluvia,
    frutales azafates donde bichean los vermes.
    Se abrazan los tetrarcas en el pórfido,
    presta la espada a la erosión del beso,
    a la campana virgen del diácono.
    Y te vuelves al mar, tu padre incestuoso
    que te posee abierta, a la costumbre,
    pintada actriz que sabe que el amor es moneda fugitiva,
    vieja opulenta que fuiste Serenísima,
    madre de usuras y mercaderías,
    en tu diván de légamo y recuerdo.
    Vuelves al mar. Por la Laguna Muerta
    el cementerio flota como un ahogado oscuro,
    barcazas de difuntos al olvido,
    riada de sollozos alejándose:
    Lord Byron, corazón de cornalina,
    indumentos gofrados de Fortuny,
    laureles dannunzianos,
    rojas gemas al cuello de Desdémona,
    Ana Karenina y su pamela paja
    —niebla al fragor de la locomotora—:
    «Usted puede arrastrar mi nombre por el lodo.»
    Arrástranos contigo, cortesana del agua,
    sueltos los ceñidores, los secretos,
    cloacas engullendo últimas resistencias,
    carmíneas lumbrerías del deseo.
    Rige la podredumbre carnal con tu tridente,
    caduceo florido, muslo, armiño encharcado,
    mientras tus muros caen al liquen de los labios,
    góticas cresterías hacia el fondo,
    hacia el silencio, lecho, adormidera,
    a tu fango de hastío y de sabiduría,
    a tu esplendente fin inexorable,
    Venecia.

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  3. Me encanta Venecia!!! Ya sabía que te iba a gustar. Tiene razón Carmina, en invierno suele hacer días con bruma Yo he estado en verano y los palacios lucen con todo su esplendor
    Besitos, Pandorilla veneciana

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  4. Querida Pandorilla:
    ¡¡Ya te echaba yo de menos y resulta que era mi neurona la que no se acordaba de tu escapada junto al amado a la Venecia del ensueño!!
    ¡Qué bonitas fotos y qué luz tan agradable!
    Me alegro de que lo hayáis pasado bien.
    Nosotros no conocemos Venecia y, aunque alguna vez hemos sentido la tentación, no es uno de los destinos que tengamos en la mente para salidas próximas. Con las fotos que ofreces, nos lo pensaremos.
    Abrazos, amiga

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