Penoso.
Los jóvenes allí dominaban sólo por serlo...y por la debilidad emocional de los mayores, que buscaban ser como ellos.
Ridículo.
Las nuevas palabras, la forma de hablar, los gestos entre los jóvenes se erigen como dominantes sin ser en realidad más valiosos, sino sólo diferentes, nuevos, desconocidos para muchos de más edad.
¿Y qué?
Que cada cual viva orgulloso y de forma natural su edad, su momento. No hay más.
¿Acaso no eres tú, ya maduro, parte de la madurez actual? ¿No serán ambas -juventud y madurez- igual de valiosas?
¿Por qué querer ser de nuevo lo que ya has sido? ¿ No será mejor vivir esto de ahora aunque toque ir despidiendo cosas, lugares, personas, belleza...y no digamos llegando achaques e incluso enfermedades crónicas?
Me gusta mi edad y eso no quiere decir que me guste envejecer, sino que es una gran conquista todo lo que ya viví y que me ha llevado poco a poco hasta aquí.
Estoy completamente de acuerdo contigo. Creo firmemente que el verdadero valor reside en la capacidad de evolucionar y en el autoconocimiento que adquirimos a lo largo de nuestras vidas. Es fundamental comprender quiénes somos y cómo queremos vivir en cada etapa, incluyendo la vejez. En lugar de intentar ser lo que una vez fuimos, deberíamos abrazar nuestra edad actual con orgullo y reconocer las experiencias y la sabiduría que hemos acumulado en el camino. La verdadera belleza yace en la aceptación de uno mismo y en vivir de manera auténtica, disfrutando de cada momento (esto puede ser un cliché, pero vale la pena elaborarlo bien porque nos ayudará), incluso mientras enfrentamos los desafíos que vienen con la edad. En última instancia, es nuestro crecimiento personal y nuestra conexión con nosotros mismos lo que nos permite enfrentar la vida con gracia y plenitud, independientemente de la edad que tengamos.
ResponderEliminarMuy de acuerdo contigo, Isabel... No hace tantos años, se reverenciaba la sabiduría y experiencia de las personas de más edad, y se consideraba una gracia poder llegar a ella.
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