lunes, 17 de marzo de 2025

Afectos, qué tiempos estos!

Tiempos complejos para el amor...pues preferimos guardarnos la cercanía del afecto en citas posibles a través del movil y en deseo de felicidad mutuo.
 Uno se reúne para disfrutar y no para escuchar cómo está el otro, atenderlo.
Vivimos replegados  viendo cómo anda el mundo hoy de revuelto y elegimos refugiarnos en un sueño colectivo que consume al día diferentes gozos.
Y es que notamos el peso que llevamos y es más práctico obviarlo, dejarlo pasar, distraerlo que atenderlo, que escucharnos...y cómo antes, compartirlo.
¿Qué amigo-a te cuenta hoy sus penas...se acerca con sus dudas explicando sus miserias? Eso hoy no se lleva. La felicidad es la consigna, ser feliz es lo que acerca, lo que  intercambia  afectos.
Quedan aquellos amigos-as de tantos años que supieron de ti, aunque hoy vayan de un lado a otro disfrutando, eso sí, quedando poco tiempo, nada casi, para aquel trato de entonces, cuando el tiempo era saberse uno del otro, no lo que haces o harás,  los viajes sobre todo, sino el cómo estamos realmente,  el qué sentimos...por dónde vamos de verdad.

Tiempos duros para el amor...aquél que busca sentimiento de hermandad y cercanía de Almas.

3 comentarios:

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  2. Al leer tus palabras encuentro en ellas una verdad que no todos nos atrevemos siempre a mirar de frente. Nos cuesta detenernos y asumir lo que sentimos, porque hacerlo implica enfrentar la fragilidad, el cambio, el desasosiego de sabernos transitorios. Pero, ¿no es acaso ahí donde radica nuestra mayor fortaleza? Muchas veces has dicho que no debemos esperar del mundo, de los otros, más de lo que pueden dar. La amistad y el amor auténticos no se hallan en la frecuencia de los encuentros ni en la intensidad de los afectos momentáneos, sino en la disposición de comprender y compartir sin exigir. Como tú haces con tu blog. Si el tiempo y las circunstancias han transformado la manera en que nos relacionamos, no nos corresponde lamentarlo, sino aceptarlo con serenidad, sin dejar de ser fieles a lo que consideramos valioso.
    Dices que la dicha no viene del lugar, y tienes razón. Pero yo creo que tampoco viene de los otros, ni de lo que nos sucede. La dicha, si existe, es el fruto de la manera en que decidimos interpretar lo que nos ocurre. Como no podemos gobernar el comportamiento de aquellos a los que amamos, lo único que podemos hacer es modular la mirada con la que observamos el mundo. No podemos evitar que el tiempo cambie lo que fue, pero sí podemos aprender a no aferrarnos a ello con nostalgia.
    Si el mundo se ha hecho inhóspito para el cariño, como sugieres, yo creo que no es el amor lo que ha cambiado, sino la forma en que elegimos vivirlo. Pero nada impide que sigamos siendo refugio para quienes aún buscan esa cercanía, que sigamos ofreciendo escucha en tiempos de ruido, que sigamos regalando presencia en tiempos de ausencia.
    La vida no consiste en distraerse, creo entender que dices. Y así es. Pero tampoco sea tal vez lamentar lo que ya no es. No sé... a mí me cuesta cada vez más interpretar lo que me pasa... Por eso quizás solo deseo llegar a ser y a hacer de mi ser algo sereno, templado, fluido, acorde con la naturaleza que me rodee en cada momento. Me gustaría llegar a no esperar que el mundo sea distinto e intentar yo ser distinto dentro de él...
    Al leer hoy tu texto siento este anhelo y te agradezco por hacérmelo sentir.

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