Y para bendecir esta salida nada mejor que ofreceros un poema de mi Aurelica querida, en él palabras como oscuridad o penumbra nos hablan de la ceguera que paulatinamente le fue llegando, hasta quedar ya ciega en los últimos años. Le salvó de esa penuria la aceptación serena que expresa este poema y esa fe en Dios nada mojigata, sino libre y deliciosamente bella.
No me dejes de tu mano,
a la que asida me siento,
eres la fuerza y la luz,
que todos llevamos dentro.
No me dejes de tu mano,
si la oscuridad me envuelve,
que mis pasos sean seguros,
seguros como he de verte.
Si mi vida es la penumbra,
¡deja a mis sueños volar!.
Es mi mundo tan pequeño,
que lo quisiera captar,
y siempre llevarlo dentro
como si fuera un altar.
Aurelia Fernández Solsona
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