domingo, 24 de enero de 2010

Al paso con el frío


Queridos, lo bueno para el frío es también caminarlo.

Pero mejor meditativamente.


A ritmo, según convenga, lanzarse a sentir la fuerza del frío en la calle, por el campo, en el bosque a ser posible.

Respirarlo, tapaditos, pero respirarlo.

Y agradecer, agradecer notarlo.

Sentirnos vivos.

Pisar con nuestros pies la Madre Tierra, firme, dolorida...

tan llena de asfalto, pero irresistible.


Y saber que nuestra vida se aúna con todo cuanto existe que sea natural y ancho, abierto, como el pulso exacto del corazón humano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario