En la profundidad del bosque
un pájaro cantaba,
mientras los árboles inmensos
con sus ramas tan dulces
me abrazaban.
Todo quietud.
Todo era calma.
Dentro del alma
mi vida disfrutaba.
Al entreabrir los ojos
me vi en mi habitación sentada
como en un campo inmenso
que todo me lo daba.
Las amapolas rojas,
las verdes hojas,
las florecillas blancas
y las nubes perdidas
por el azul me hablaban.
Todo tan ancho guardado allí en mi pecho.
Y así quedé callada.
Y ya no sentí nada:
"La realidad es esto"
Algo cantaba...
Me gusta. Sencillo pero grande y hermoso, como todo lo sencillo Muy a tu estilo y al de tu madre
ResponderEliminarLas dos artistas!!!!
Un abrazo, pandorilla
Hola, Pandorilla:
ResponderEliminarAsí le pasó al abad del monasterio de Leyre y despertó de su beatífica siesta doscientos años después, cuando bajó al monasterio a hacer sus trabajos habituales.
Espero que no te pase lo mismo a ti.
Abrazos
Andrés