lunes, 19 de mayo de 2014

El CUERPO EN LA MUJER

Vengo de un curso de dos meses de la DANZA DEL VIENTRE,  y como cada día que bailo me siento realmente libre y con ganas de tragarme el mundo. Fuerte y centrada a un tiempo.

La fuerza de esta danza que mueve constantemente el bajo vientre, que agita los pechos, que gira cintura y aletea los brazos...acabando en unas manos que vuelan como los pájaros, mientras las piernas movilizan todo el cuerpo ...enamora al más pintado.
No se baila bien o mal, sencillamente se siente un ritmo, unos pasos,  un movimiento dulce y a la vez muy rítmico, armonioso y al mismo tiempo diabólico.
Todo esto saca lo más bello de tu  cuerpo, ese encantamiento olvidado a lo largo de años  de reducir a la mujer a esposa, madre, trabajadora o  profesional dentro de la intelectualidad ahora dominante. Es otro mundo, que se nos robó  hace ya muchos años. El mundo de la gracia y el donaire, del atrevimiento y la chispa, de la expresión voluptuosa, de la sensualidad cercana a lo erótico. El mundo de sentir tu cuerpo libre de prejuicios, de normas y moralinas.

Se nos negó  la posibilidad de gozarnos...aunque aquí estamos ¡bailando y no hay quien nos pare!

2 comentarios:

  1. Anda!!! Me gusta Te hubiese acompañado si me lo hubieses dicho En verdad es una danza muy sensual y con muchos beneficios para el cuerpo de la mujer Ya me contarás
    Yo he probado con videos de internet pero cuando no hay un horario, ya se sabe, lo intentas unos días y luego....te olvidas.
    Besos

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  2. Querida Pandorilla y querida Hilda:
    No sé si os acordáis de la película "Fantasía" de Walt Disney. Fue la primera película en que se acopló la música a los movimientos y desarrollos de los dibujos animados.
    Yo la recuerdo siempre porque una parte de la historia es cuando bailan los hipopótamos y los cocodrilos... y se mueven y danzan y rondan y van y vienen, con unos tutús... y en el camino van quedando los pobres cocodrilos bajo los pies de los hipopótamos que se mueven y "arrasan" a su paso.
    Y ese recuerdo es el que me impide dedicar mis últimos años laborales a la práctica de la danza del vientre, porque en mi caso sería algo así como "la danza del vientre como instrumento de liquidación por aplastamiento".
    Vamos que con unos tipitos como los vuestros, cualquiera puede hacer danza del vientre o danza clásica, pero con el mío, de inmisericorde abultamiento panzar, creo que es mejor para la sociedad que me quede sentado en casa tomándome una cervecita a vuestra salud.
    Pero de cualquier manera, desde mi sillón, siento una gran envidia de no poder agitar mis desesperadas carnes ventrales a vuestro lado.
    Abrazos a las dos guayabitas

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