domingo, 17 de agosto de 2014

Mar del Norte

Cuando después de recorrer kilómetros, entre los montes tan llenos de verdor, llegas a las playas del mar del Norte...sientes que el viaje fue perfecto. No podía haber final mejor.
Entonces te dejas caer entre sus dunas...formadas en hileras que a la vez serpentean...y te notas perdida porque el mar nunca llega. Hasta que al fin puedes dejarte caer en pendiente picada y apareces casi de bruces al fondo de la playa. Todo un juego entre la arena y tú...y llegas salva.
No se toma el sol, pasean. Pocos o nadie se baña, contemplan.
El mar aquí es otra cosa, un poder más de la naturaleza.

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