Ha llegado el frío, se cierran los días a media tarde y la vida busca un lugar más cálido, más íntimo, que nos reconforte.
El espacio que habitas se repliega sobre él mismo y buscas estar más en el silencio de las cosas simples que nos trae el invierno: ese té, esa lectura, esa mantita, esas lanas, ese plato guisado en tu cocina, esas fotos que hojeas o algún recuerdo vago entre tus pensamientos...una canción, tal vez.
Esa mirada entretenida a todo cuanto sietes dentro, sin más necesidad que acompañarte bien contigo mismo.
El hogar brilla en su luz, si el corazón está despierto.
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Ayyyyyy Se me ha ido mi comentario!!!!! ¿Dónde estáaaaaa?
ResponderEliminarAla!!!! a empezar otra vez
Te decía que apetece estar al calor del hogar y te preguntaba por la lana. Estoy intrigada ¿qué estas haciendo?
Un abrazo muy grande, Pandorilla
Querida Pandorilla:
ResponderEliminarSuscribo cien por cien la pregunta de Hilda: ¿Qué estás haciendo con tantas madejas de lana?
Y me encantan tus zapatillas azules de un número cuatro veces superior a tu piececito de Cenicienta.
Ya sabes, si no tienes nada que hacer, aquí tienes un cuerpo para un gersei.
Y qué bueno lo del calor de hogar, ¿verdad?
Abrazos cálidos y laníferos