jueves, 16 de noviembre de 2017

Córdoba, la ciudad a mano

¡Ah, las ciudades chicas con sus jardines y paseos amplios tan cercanos! En ellas el tránsito de coches no diluye su encanto, sino que se hace sonido de agua, como río que se deja llevar ensimismado.







Córdoba sultana despierta en cada amanecer de piedra antigua alrededor de su Mezquita. Pasos adoquinados la rodean mientras el sol aún tibio de luz brilla sobre el metal de sus altivas puertas y los arquillos moros en lo alto dibujan en tu mente nuevos espacios. Todo se ensancha en Córdoba, todo aboca al agua mansa del enorme río, Guadalquivir hermano, las callejas mismas del barrio antiguo son como afluentes blancos yendo a abrazarlo.

Ciudades a mano del corazón humano, en las que la distancia no es un obstáculo, sino un paseo ameno bajo los árboles, entre los patios, sentada en algún banco mirando, perdida en su silencio o inundada del ajetreo diario, sintiendo el aire limpio de un cielo nítido capotando tu alma como manto de Virgen de sonrisa romana.

Córdoba, capital del Al.andalus que reinó en la península durante siglos y dejó su huella indescifrable en esta ciudad de una elegancia entrañable.

2 comentarios:

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  2. La belleza te dispara adentro lo poético... Pero es verdad que el marco era también sublime. Bello texto.

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