lunes, 10 de junio de 2019

Collserola mon amour

Hace una semana que llegamos del Tirol con  su esplendor y yo soñaba- extrañada de tanto verdor- con volver de nuevo aquí, a este rincón de secano, bello por humilde y mediterráneo. Collserola  con sus  8.000 hectáreas cimbrea mi ciudad frente al mar, coronándola.

Solemos subir y a mitad de camino de sant Cugat, en una curva de la carretera, giramos monte adentro y nos colamos por un camino ancho de polvo, que bordado de pinos nos lleva hasta un pequeño y graciosísimo montículo -al que llamamos "la parcela" familiarmente-  desde el que se divisa a lo lejos la mole inerte de Montserrat a un lado y al otro una extensión inmensa de monte, miles de pinos, que parecen como abrazados unos con otros.

El lugar es acogedor porque en el centro hay un pino airoso, que nos hace pivotar la vista a lo ancho y largo del territorio, lejos, muy lejos...inspirándonos lo mejor de nosotros mismos.
Las nubes blancas juegan con el viento en el cielo y el silencio sólo se altera por el frote de ramas y el piar de algún  pájaro. Muy a lo lejos a veces algún motor de moto, casi olvidado ya en ese momento.

Ajena a todo,  hoy me lancé a cantar contenta de sentirme libre como una cría, disfrutando al fin de mi montaña querida.

2 comentarios:

  1. Qué decir... Beata tú, qué hallas la verdad del campo donde quiera que vas. Que tu testimonio sea siempre leve como ese frotar de ramas y ese piar de algún pájaro. Besos desde la también verde, pero hecha de agua, Holanda.

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  2. La bellesa és en els ulls queiren.
    Una abraçada
    Una peregrina.

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