Hace semanas que me acuerdo con ternura del Blog, porque no escribo y temo se deslice dulcemente hacia el olvido.
Quizá por eso hoy escribo desde el otro lado donde lo hago siempre. No hay brillos, sino una sensación de pequeñez que me acompaña haciéndome de nuevo humilde.
Paso una época especial. Suceden cosas o vuelven otras. Te sientes menos fuerte. Notas tus puntos débiles. Estás en un "lugar" incómodo, pero te quedas dentro de él, no huyes distrayéndote y lo vives. Y sin saber el cómo ni por dónde, suavemente, te llega una visión más ancha de lo que sucede y algo se calma consolándote, volviendo a estar en paz.
Comprendes en medio de la "noche" que la unión y el sentido de tu vida y el mundo va más allá -o está mucho más acá- de lo que vives...pues
somos almas dentro de un cuerpo que a tientas, y también gozosamente, nos sostiene.
Y entonces lo abrazas y te duermes, tan ricamente.
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