Así visto, esta vida supone una carrera desenfrenada hacia no sabes donde, cosa que en el fondo no llena y aún menos tranquiliza. El malhumor, la ansiedad, el tono agresivo, la falta de gracia y de humanidad están servidos, llegando a parecer normales porque se dan habitualmente.
Pero la vida real, no la que nos vende o impone este sistema actual, transcurre en otra dimensión más diminuta, más personal y sobre todo mucho menos acumulativa y alterada. Para conocerla necesitamos dedicarle tiempo a solas o en buena compañía.
Necesitamos transformar palabras como aburrimiento o soledad en otras más creativas como silencio o comunicación con una misma...con lo simple y diminuto de este ir pasito a paso por la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario