lunes, 17 de marzo de 2025

Afectos, qué tiempos estos!

Tiempos complejos para el amor...pues preferimos guardarnos la cercanía del afecto en citas posibles a través del movil y en deseo de felicidad mutuo.
 Uno se reúne para disfrutar y no para escuchar cómo está el otro, atenderlo.
Vivimos replegados  viendo cómo anda el mundo hoy de revuelto y elegimos refugiarnos en un sueño colectivo que consume al día diferentes gozos.
Y es que notamos el peso que llevamos y es más práctico obviarlo, dejarlo pasar, distraerlo que atenderlo, que escucharnos...y cómo antes, compartirlo.
¿Qué amigo-a te cuenta hoy sus penas...se acerca con sus dudas explicando sus miserias? Eso hoy no se lleva. La felicidad es la consigna, ser feliz es lo que acerca, lo que  intercambia  afectos.
Quedan aquellos amigos-as de tantos años que supieron de ti, aunque hoy vayan de un lado a otro disfrutando, eso sí, quedando poco tiempo, nada casi, para aquel trato de entonces, cuando el tiempo era saberse uno del otro, no lo que haces o harás,  los viajes sobre todo, sino el cómo estamos realmente,  el qué sentimos...por dónde vamos de verdad.

Tiempos duros para el amor...aquél que busca sentimiento de hermandad y cercanía de Almas.

viernes, 14 de febrero de 2025

Sigo mis pasos...

Esta Navidad pasada  me invita a seguir mis pasos en este Nuevo Año.
 Miro el Belén que sigue en nuestra habitación plantado, lleno de gente y a la vez callado,  iluminado con una simple vela, que cada atardecer enciendo y la dejó ahí tranquila mientras se va apagando.
Cierro los ojos  y cual larga soy  me estiro hacía atrás en la cama donde estoy  sentada, miro el Belén y noto mi respiración, que sin saberlo va cogiendo espacio...amplia mi pecho y me mueve el vientre relajándolo. 
Respiro el aire y lo voy soltando...los pensamientos ceden, caen, sueltan el hilo argumental en el que están atados. 
Así me quedo un rato...el tiempo se diluye y va pasando. La mente descansa, se esponja, mientras mi cerebro aprende nuevos caminos por donde ir pasando. No hay amenazas ya, se han aquietado...y una  dicha simple me va tomando. Nada importa ahí. Estoy y estamos.

Cuando abro los ojos, veo que el Belén destila dulzor y encanto. Soy yo, que sigo sin esfuerzo el ritmo de mis pasos.

lunes, 15 de julio de 2024

Cómo explicar...?

¿Como explicar lo que es Dios para mí, lo que es la fe? ¿Cómo explicar lo que es el Alma, el espíritu y la vida? ¿Cómo explicar lo no explicable y que es tu experiencia más íntima, intensa, simple y a la vez profunda? 
¿Cómo explicar lo que sólo es sentir y estar viva?

Estoy aquí sentada al paso de un camino dentro de un bosque en Andorra. Paso unos días con Fèlix en un hotel de montaña. Estamos. Seguimos sin programación alguna mirando y oliendo naturaleza pura. El río se despeña y ríe tan agusto entre su agua y entre las piedras, salta, se escurre...apareciendo aquí y allá blanco de espuma. Pasan las horas entre montañas, bajo los árboles, saludamos a gente desconocida que como nosotros pasa y camina.

Estamos vivos, dichosos sin más, dulcemente contentos y satisfechos al hilo de lo que va saliendo.
Dios es este valle de amor ahora, la fe mis Avemarías que aprendí de niña, el Alma la pureza y el gozo que siento...el espiritu lo que todo respira...y todo ello para mí es la vida.


martes, 5 de marzo de 2024

Envejecer

 En un programa de tv3 se ha hecho una rápida comparativa entre los gestos por generaciones. La idea me ha parecido original y divertida. Pero lo que me  hace escribiros es ver cómo se admira la juventud en detrimento de la madurez y no digamos ya de la vejez. La mayoría de los participantes de edad  buscaban ser jóvenes en su gesticulación; iban para mí en falso porque se estaban avergonzando de su edad negándose  a sí mismos.
 Penoso.
Los jóvenes allí dominaban  sólo por serlo...y por la debilidad emocional de los mayores, que buscaban ser como ellos.
Ridículo. 

Las nuevas palabras, la forma de hablar, los gestos entre los jóvenes se erigen como dominantes sin ser en realidad más valiosos, sino sólo diferentes, nuevos, desconocidos para muchos de más edad.
¿Y qué?  

Que cada cual viva orgulloso y de forma natural su edad, su momento. No hay más.
 ¿Acaso no eres tú, ya maduro, parte de la madurez actual? ¿No serán ambas -juventud y madurez- igual de valiosas? 
¿Por qué querer ser de nuevo lo que ya has sido? ¿ No será mejor vivir esto de ahora aunque toque ir despidiendo cosas, lugares, personas, belleza...y no digamos llegando achaques e incluso enfermedades  crónicas? 

Me gusta mi edad y eso no quiere decir que me guste envejecer, sino que es una gran conquista todo lo que ya viví y que me ha llevado poco a poco hasta aquí. 



miércoles, 29 de noviembre de 2023

Global

Hace dos días que hemos regresado a Mercadal, Menorca. 
Dos días de hacerme a este espacio tan diferente de la gran ciudad. Días estos de pintura en grupo con gente nueva, en Maó y  en el pueblecillo blanco de St.  Climent. Días de no parar.
Dos días ya aquí y parece que poco a poco voy tomando tierra, resituándome en casa entre las cosas que dejamos al irnos en Octubre. Retomo armarios, rehago ropas, veo qué sobra y qué falta ...voy recomponiendo este pequeño hogar, simple, discreto y encantador por lo cómodo y acogedor. 

Y al fin hoy, tras los trasiegos que no dan para mucho vuelo, salí  amaneciendo inesperadamente a tirar unos papeles al container.  Estaba aún oscuro y frete a mí se dibujaba el montecillo arriba con su casa; en el seto vecino, bajo el olivo, un mirlo cogía pistonada a sus anchas con sus trinos, mientras cantaba el gallo al fondo diluido en el paisaje y Venus respladecía brillante junto a la luna que menguaba. El viento soplaba... y en ese instante global sentí que la vida era llena, completa y sostenía mi vida sin notarla. 
Estábamos ahí la vida y yo, nada más cierto y nada tenía mayor valor que ese momento.

Y ahora aquí, sentada en el sofá,  escribiéndoos.

martes, 25 de julio de 2023

Carmina y Marité

Queridas hermanas nuestras, que somos muchos en la familia: Hoy me acordé especialmente de vosotras dos, mientras me probaba un nuevo bañador para la pisci del barrio, donde nado cada día un rato para desentumecer el trocanter (final del fémur con la cadera) y ayudarme así a agilizar el paso,  pues ando con dificultad aunque ya sin dolor al saber ir chino-chano.
 Me probaba, digo, un nuevo "vestit de bany" -según el que me atendía- y os recordé,  porque allí metida en el probador frente al espejo...me vi mayor...mi imagen se resistía. Rodeada de la talla 44 hube de subir a la 46, horror, en tonos  negros y sosos; la verdad, no lo esperaba, ¡sorpresa amarga del día! Y es que los bañadores tiran de otras medidas, claro, sino ¡no  lo comprendía! Pero el espejo no me mentía y hube de adaptar mi visión sentándome a mirar  tranquila, algo apenada y pesarosa, eso sí, aunque a la vez sonreía; ahí estaba yo, aquella niña morena y larguilucha, patalarga, con su pelo ondulado de toda la vida y esas ojeras... y esa sonrisa, porque cómo no sonreír a esa niña, aquélla que fue en sus largos veranos -tres meses entonces de vacaciones- que hoy se miraba al espejo algo pasmada viendo pasar los años con esos cambios, esos adioses al cuerpo que ya fue...y cómo no abrazarla bien fuerte ahí sentada mirándose. 
Con el paso del tiempo lo que una gana es quererse.
Carmina y Marité, os fuisteis a mi edad, año arriba o abajo, qué más da, y cuando os recuerdo celebro, ya sin veros, todo este deshacernos que no visteis ...esta decrepitud del tiempo, los años y el envejecimiento. Porque algo bueno -por llamarlo de alguna forma-  tiene que tener  también el saber irse a tiempo .

miércoles, 5 de julio de 2023

Hablar desde la altura

Hay momentos en los que hablamos desde la altura, desde lo alto, desde lo más ancho y abierto, luminoso,  de nosotros mismos; decimos palabras que nadie espera oír,  que sorprenden, porque  expresan un amor al que no se está acostumbrado; palabras que dicen el verdadero valor del otro. 
Podría encontrar aquí algún por qué, quizá -no estoy segura- alguna razón, algo de lógica para de pronto expresarse así...pero siento que justamente esto sucede cuando abandonamos el control sobre la vida y dejamos salir el torrente de luz que somos...y sale esa luz oculta y temerosa por miedo a ser otro, diferente,  inesperado e incluso en ese instante quedarnos por un momento solos e incomprendidos, tal vez.

 Solemos ser seres previsibles y repetitivos, que vivimos según costumbres, pero cuando hablamos desde lo alto transformamos lo que creemos que somos -o que es la vida real-  en la realidad  misma; aquélla que subyace en lo profundo del ser y que callamos distraídos en lo cotidiano del día a día. 
Hablamos desde la altura cuando compartimos la pureza  hecha palabras, que hablan llenas de belleza, de sentido común,  de humanidad y que por eso son nobles y sinceras; salen sin pensarlo y son directas, veraces, y sobre todo acogedoras.
Nos abrazamos a veces, muy de tarde en tarde, desde lo alto con palabras.