miércoles, 19 de agosto de 2009

Bajo la encina callada

Bajo la encina callada
mi vida se recreaba,
y a la sombra de unos pinos
mis penas se consolaban.

Era Dios que allí se estaba,
silencios...
el bosque habla,
se escucha
el lento latir del alma.

Isabel M.F. 2008

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