En el cielo de Barcelona, nítido y brillante por el confinamiento, asomaban después de muchos días las primeras motas de un polvo desconocido y movedizo, seguramente contaminante.
Eran ellos, medio aturdidos, dibujando formas de futuro incierto como hilos sueltos flotando en el firmamento.
El capitan, tensando uno de sus tirantes bajo la capa, exclamó a gritos "le habéis arreado un buen golpe a la señora del quinto" "¡Uy!!! por fisgona, siempre mirando por el lavadero a ver qué ropa tendemos! Espetó el matrimonio vecino. Y para dar más énfasis al comentario dieron vuelta de campana los dos al unísono. "Oleeee!!!!" gritó el grupo enardecido. "Lo ensayamos desde el principio, ¿verdad querido?"
Tal fue la hazaña que al marido le dio un subidón de autoestima y tirando las gafas de piscina que llevaba casi sangrantes sobre las cejas, sacó pecho setentón, agitó la capa a lo Pimpinela y se metió, en un arrebato histérico, dentro de una nube densa y algodonosa, enorme...desapareciendo a la vista de todos en un abrir y cerrar de ojos.
Las nubes densas engullen cuanto les entra y el grupo esperaba ansioso verlo salir triturado. Total, que su mujer, valiente y de genio, se tiró de cabeza dentro, sacando de un tirón al marido, que ahora ya berreaba maldiciendo ese momento.
" Ya te dije que a estos dos ni capa, ni vuelo, ni nada" musitó el capitán por lo bajines a la Presidenta de la escalera, blanca de nervios cual calavera. "Yo los tengo encima y nunca me molestaron...siempre tan callados y educaditos" "Sí, fíate de los que nada dicen...¡psicópatas camuflados! Unos posesos" pensó el capitán mirando a lo lejos y sin dilación alguna depositó al grupo suicida en el punto más alto de la Sagrada Familia...ciento setenta metros y sin pestañear... unas vistas espléndidas por las que merecía la pena arriesgar la vida.
" Ya te dije que a estos dos ni capa, ni vuelo, ni nada" musitó el capitán por lo bajines a la Presidenta de la escalera, blanca de nervios cual calavera. "Yo los tengo encima y nunca me molestaron...siempre tan callados y educaditos" "Sí, fíate de los que nada dicen...¡psicópatas camuflados! Unos posesos" pensó el capitán mirando a lo lejos y sin dilación alguna depositó al grupo suicida en el punto más alto de la Sagrada Familia...ciento setenta metros y sin pestañear... unas vistas espléndidas por las que merecía la pena arriesgar la vida.
Y allí, en la cima, apretado el grupeto a modo de piña, divisaron una Barcelona triste y a la vez gozosa -la vida misma- ante un cielo azul perfecto, que rayaba dulzuras con la línea de un mar limpio y bello y un monte verde y tierno como nunca habían visto.
Momentazo de grupo. Foto selfi, un acierto.
Pero, oye...¿quién es éste? algo me suena... con esa cara de pobre triste, esa barba y bigote de un blanco intenso, el cuerpo corvo, enjuto...siempre de oscuro... "No empujen caballeros, si son tan amables, llevo décadas sentado aquí haciendo equilibrios. Hui del mundo hace años y espero mi turno de entrar en el cielo. Recemos"
Pasmados los suicidas saltaron al abismo.
¡Qué poco dura el gozo con un fantasma en medio!
Hahaha, ¿se encuentran con Gaudí encaramado a la espadaña más alta de la Sagrada Familia? ¡Que hallazgo! Que diga el viaje...
ResponderEliminar*Que siga, que siga... Y que tú nos digas/escribas cómo sigue...
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