jueves, 14 de mayo de 2020

Entrega 2- Los suicidas reflotan

Como por efecto rebote el grupo fue impulsado con fuerza hacia arriba, entrando de golpe en el espacio abierto de la ciudad adormecida. Un grito hilarante retumbó contra la linea calma del mar y el mutismo del Tibidabo e hizo temblar chimeneas, deslizarse tejas y espantar palomas,  mientras cada cual resituaba su capa negra en pleno vuelo sin darle  mayor importancia.

En el cielo de Barcelona, nítido y brillante por el confinamiento, asomaban después de muchos días las primeras motas de un polvo desconocido y movedizo, seguramente  contaminante. 
Eran ellos, medio aturdidos, dibujando formas de futuro incierto como hilos sueltos flotando en el firmamento. 
El capitan, tensando  uno de sus tirantes bajo la capa, exclamó a gritos "le habéis arreado un buen golpe a la señora del quinto" "¡Uy!!! por fisgona, siempre mirando por el lavadero a ver qué ropa tendemos! Espetó el matrimonio vecino. Y para dar más énfasis al comentario dieron vuelta de campana  los dos al unísono. "Oleeee!!!!" gritó el grupo enardecido. "Lo ensayamos desde el principio, ¿verdad querido?"
  Tal fue la hazaña que al marido le dio un subidón de autoestima y tirando las gafas  de piscina que llevaba casi sangrantes sobre las cejas, sacó pecho setentón, agitó la capa a lo Pimpinela y se metió, en un arrebato histérico, dentro de  una nube  densa y algodonosa,  enorme...desapareciendo a la vista de todos en un abrir y cerrar de ojos. 
Las nubes densas  engullen cuanto les entra y el grupo esperaba ansioso verlo salir triturado.  Total, que su mujer, valiente y de genio, se tiró de cabeza dentro, sacando de un tirón al marido, que ahora ya berreaba maldiciendo ese momento.
 " Ya te dije  que a estos dos ni capa, ni vuelo, ni nada" musitó el capitán por lo bajines a la Presidenta de la escalera, blanca de nervios cual calavera. "Yo los tengo encima y nunca me molestaron...siempre tan callados y  educaditos" "Sí, fíate de los que nada dicen...¡psicópatas camuflados! Unos posesos" pensó el capitán mirando a lo lejos y sin dilación alguna depositó  al grupo suicida en el  punto más alto de la Sagrada Familia...ciento setenta metros y sin pestañear... unas vistas espléndidas por las que merecía la pena arriesgar la vida.

Y allí,  en la cima, apretado el grupeto a modo de  piña, divisaron una Barcelona triste y a la vez gozosa -la vida misma-  ante un cielo azul perfecto,  que rayaba  dulzuras con la línea de un mar  limpio y bello y un monte  verde y tierno como nunca  habían visto. 
Momentazo de grupo. Foto selfi, un acierto.

Pero, oye...¿quién es éste? algo me suena... con esa cara de pobre triste, esa barba y bigote de un blanco intenso, el cuerpo corvo, enjuto...siempre de oscuro... "No empujen caballeros, si son tan amables, llevo décadas sentado aquí    haciendo equilibrios. Hui del mundo hace  años y espero  mi turno de entrar  en el cielo. Recemos"
Pasmados los suicidas saltaron al abismo.
¡Qué poco dura el gozo con un fantasma en medio!

2 comentarios:

  1. Hahaha, ¿se encuentran con Gaudí encaramado a la espadaña más alta de la Sagrada Familia? ¡Que hallazgo! Que diga el viaje...

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  2. *Que siga, que siga... Y que tú nos digas/escribas cómo sigue...

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