Cuando entro sin más en esta sensación tan plácida, me parece jugoso este estar vivo... querer a quien yo quiero y tener cuanto tengo y he tenido. Todo cuadra tal cual es...yo, vosotros y el mundo. No echo nada en falta, a nadie, pues todo está ocupando su lugar en este corazón, ahora dichoso, agradecido.
Pasa la dicha como vuelan las nubes en el cielo, raudas, esponjosas y a ratos grises...pero otro día sin saberlo, vuelve. Atrápala gozosa en ese instante-como éste en que ahora os escribo- y déjala partir sin aferrarte a ella... luego.
Decía Borges algo así como que la dicha es inventar las palabras al leerlas. Algo así sucede con tu entrada de hoy: nos ayuda a descubrir la dicha. Que no nos falte nunca.
ResponderEliminarBella reflexión... La dicha siempre está dentro, en nuestro corazón, así como la tristeza y la amargura... Estamos vivos...!!!
ResponderEliminarCert que hi ha moments com els que descrius, sort en tenim! Solen ser íntims i és millor gaudir-ne oblidant per una estona totes les misèries humanes que ens porten a malbaratar el nostre entorn i a nosaltres mateixos.
ResponderEliminarGràcies per aquesta injecció d'optimisme.
Preciosa reflexión. Ser agradecidos de los regalos de la vida. Gracias Isabel
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