Justo el día 20... recien nacida la Primavera.
Y él ¿qué sabía?
¿Quién o qué le dio el aviso de que lo hiciera? Su cuerpo se lo daría...notando algo nuevo en el ambiente que lo envolvía.
Y canta ahora sin denuedo cada día; haga viento o frío...a la misma hora se lía a trinos con otros mirlos.
Él siente esta Primavera, la canta...el resto le da lo mismo.
¡Quién fuera un mirlo!
Un luxe poder gaudir-ne i saber-ho apreciar. Gràcies.
ResponderEliminarSiempre atenta a estos pequeños mensajeros que nos conectan con la naturaleza. Bello
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